ESPEJO VELA SUICIDA

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UniF
La Biblioteca Fabularia
TEATRO DE CUENTOS / ACTO 42 / ESCENA 4
Macedonio y Los Seres del Libro Imaginario

ESPEJO VELA SUICIDA
 
Clásicos del Leyendario Urbano
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pasadyescuchadporplis

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MACEDONIO HERNÁNDEZ
RINDE UN PRECARIO HOMENAJE
A LOS FABULADORES DEL MUNDO:
VAYA ESTE MICRO EN HONOR DE
ÁNGEL MARTÍN
[HÁGASE EL CLICK EN LA IMAGEN QUE SIGUE]
PARA INGRESAR AL UNIVERSO
DE ESTE HACEDOR DE PALABRAS



ESPEJO VELA SUICIDA

Composición de Lugar. “Madre Noche Llueve” [Condición necesaria para este tipo de crónicas]
“Ciudad ésta, la de La Rosa y el Río” [Zona centro comercial mas no centro geográfico]
“Específica del inmueble: Palacio Minetti”. “¿Lo tiene en foque? El de las estatuas mellizas en la cúpula, esas que apuntan al norte con sus traseros”.
“Palacio Minetti: Piso 31. ¿Me sigue?” [¡Dije piso 31! No hay piso 31 en el Palacio Minetti] “Oficina 17 (la desgracia)”.

“Puerta vidrio esmerilado”. [Cartel anuncio: Renglón superior: “Las Mellizas”. Cartel anuncio renglón inferior, letra más pequeña: “Laboratorio Místico de Leyendas Urbanas”].
“Que me llamaron para resolver un intríngulis”.
[Entro. Entré]. “Buenas Noches” Etc. ¿Es este el “Laboratorio Místico de Leyendas Urbanas?”
Macedonio Hernández, servidor. “¿Cuál es el intríngulis?”
[Me conducen hasta una de las ventanas. Abierta de par en par. Piso 31. Oficina 17].
[No veo otra cosa que la noche]. “No veo”
[Me hacen señas del tipo “juná al costado”]. “Ah ah, Sí veo”. Piso 31. Oficina 17.
“Sí, veo”. “¿Qué veo?” Lo esperado en estos casos: un tipo de pie sobre la cornisa. Piso 31. Palacio Minetti. Arriba estatua de las mellizas. Abajo Peatonal.

Miro para adentro: “Hay un tipo en la cornisa”. Gestos de “Obvio” a eso vino. “¿Suicida?” [Pregunto] Reiteración de gesto “obvio”.
“¿Creyente? Me refiero, ¿miembro activo del Laboratorio Místico de Leyendas Urbanas? [Afirmativo].
Razones de la decisión suicida: Las de costumbre en estos casos: Descubrió, como todos, que su novia era un fantasma. “Todas las mujeres de amor son fantasmas”, digo para poner un toque alegórico.
Me miran: “Dígaselo al de afuera”.

“Bueno ¿y qué quieren de mí? [Me miran con esa cara de].
Digo: “¿quieren que lo haga saltar o que lo regrese a la oficina 17?”
[Percibo ciertas dudas, no habían pensado alternativas] Al fin: “Que lo traiga pa’dentro”.
Oca ¿Se les ocurre cómo? [Encogen hombros. Busco recursos en la oficina. Listo].

Regreso al de afuera: “Oiga míster, ¿qué lo trae por esta cornisa?”. [Suicidio].
“Y qué me lo está demorando, don míster, si me permite la impertinencia”.
“Ah… miedo a morirse”
Y entonces… “¿lo ayudo?”

[A los de la oficina] “Me sacan el espejo del baño y me lo traen acá. Me traen también una vela y una caja de fósforos de cera. ¿Que de dónde sacan fósforos de cera?”
[Me asomo] “Oiga don míster, ¿tiene un encendedor? Bueno. ¿Usted cree en estos asuntos de las leyendas urbanas? Pero ¿creyente, creyente? Joya.
Bueno, agárreme este espejo, que no se caiga que trae mala suerte. Eso. Y enciéndame esta vela.

[Data al oyente que desconoce los clásicos de leyendas urbanas. De espejos y velas. Versión 3/b]: “Si usted enciende una vela frente a un espejo y mira en él, verá su entierro”. Repito: “Si usted enciende una vela frente a un espejo y mira en él, verá su entierro”

[Regreso a la cornisa]: Oiga don míster, [sí usted, el de la vela y el espejo]: ¿Está viendo su entierro? ¡Cómo que no! [Dice que no ve su entierro]. ¿Seguro? Seguro.
Espere que pregunto a los del laboratorio: “Oigan, ese espejo que me dieron funciona bien, no? ¿Seguro? Seguro.

Listo entonces. “Bueno viejo, que se me termina el micro”.
“Salte tranquilo nomás”. No hay problema, “salte si quiere”.
A ver espere: “¿Están todos de acuerdo?”

¿Qué por qué le digo que salte tranquilo?
“Si no ve su entierro en el espejo resulta que el hombre es inmortal”.
Repito: “Si uno enciende una vela frente a un espejo, mira en él, y no ve su entierro; pues resulta que uno es inmortal”

“Que ya no quiere saltar. Bueno haga lo que se le cante”.
“A ver ustedes, ayúdenlo a entrar a la oficina mientras yo me despido de los oyentes”.

¿Y ahora qué pasa?
“¿Cómo que se les cayó el tipo?”.
Pero será de dios.
Bueno, voy a tener que cortar esta llamada para pedir una ambulancia al Servicio de Emergencia.

Después les sigo contando…

Estigmados míos:
Un saludo
Una reverencia
Me llamo Hernández, digo, Macedonio Hernández.
Y esto es un decir.


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EDICIÓN CYRANO
[DOMINGO 14 DE FEBRERO DE 2010] 
¿Qué leves ánimas pueblan la noche del domingo?
¿Qué amores redimidos buscan refugio en las plazas desiertas?
¿Quiénes, en los abismos de una calle, fabulan lo que no ha sido?
¿Dónde se reúnen los sueños huérfanos de soñadores?

Cuando algunos domingos precipitan hacia el centro de la noche,
Macedonio Hernández mueve el alma de sus pasos
y regresa para contarnos…


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2 comentarios:

néstor dijo...

Oiga mister: para la próxima, sería mucho pedir que ubique sus fábulas unos pisos más abajo. Es que sufro de vértigo, y a demasiada altura se me nubla la vista y confundo las letras: "Todas las mujeres de omar son fantasmas" me cache en dié!!!

un saludo al mace.

Sergio Francisci dijo...

Por usted, las próximas fabulaciones irán cada vez más y más abajo.
Respecto a las letras no confunde: usted difunde, ilumina, señala, buchonea al pobre data-y-entri.
Omar Ramón Ramos, el "desgrabador" de Macedonio, nos tiene acostumbrados a tales arcanos omarosos.

salute fábula